domingo, 21 de agosto de 2011

El jardín de los pasos perdidos. Arq. Peter Eisenman.





A/ Planta del conjunto. El Jardín de los pasos perdidos.


B/ Vista de los "cinco proyectos de excavaxión".




C/ Vista del conjunto.

D/ El Jardín de los pasos perdidos.


E/ Arq. Peter Eisenman.


F/ Museo de Castelevecchio. Verona, Italia. 2003.



Desde el terreno de lo literario y de lo filosófico se intenta comprender este proyecto pues lo que pareciera siempre representar dos caminos en direcciones diferentes, confrontandose siempre, uno que surge de la fuente del patio y otro en diagonal desde el foso al término de las galerías son en realidad uno solo.


Marcel Proust tambien escribio a propósito de esta ambiguedad en su primer volumen de "EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO" dos caminos de su historia, uno, donde el personaje quiere ser escritor, otro, en donde, el hombre se ve envuelto en las tentaciones mundanas, que para ese entonces parecieran llevar direcciones opuestas. Hasta que en el último libro, el narrador se da cuenta de que lo que pensabamos eran dos caminos son, en realidad uno solo que habla de manera autobiográfica de la vida precisamente de este autor.


De igual manera en su cuento "EL JARDÍN DONDE LOS SENDEROS SE BIFURCAN" de Borges, encontramos como dos vidas en tiempo y espacio confluyen precisamente en el jardín de Tsui Pen, tal como sucede en la realidad en Castelvecchio donde el Arq. Peter Eisenman es recibido por la memoria del Arq. Carlos Scarpa que años atrás previamente había intervenido las galerías de este museo... pareciera entonces que los conceptos del tiempo y el espacio de los cuales Peter Eisenman busca incoroporar en sus proyectos, ciertamente se evocan en este senderos de multiples alternativas en donde por cuestiones de un "azar místico" pareciera que Scarpa a manera de bienvenida le dirige estas palabras a su antecesor Eisenman...


.... En esta trama de tiempos, de una red creciente y vertiginosa de tiempos divergentes, convergentes y paralelos que abarcan todas las posibilidades, no podemos existir simultanemanente en la mayoría de ellos; en algunos existe usted y no yo; en otros, yo, no usted, en otro, los dos. En éste, en que un favorable azar no ha separado, usted ha llegado a mi casa, en otro, usted, al atravesar el jardín, me ha encontrado muerto; en otro, yo digo estas mismas palabras, pero por el momento en el presente soy un error y solo un fantasma que restauro junto a usted el museo de Castelvecchio.